Parecía que sonreía
Publicado: 2 septiembre 2008 Archivado en: cuento, de locura y olvido, prosa poética 11 comentarios-Ya no llores, amá, déjalo, ya se murió, ya déjalo. –No, no está muerto, no! no se puede morir, no se debe morir. –Ya amá, se murió, ni modo, déjalo, está muerto, qué no ves que no respira? –Tu, que no ves que está respirando? si parece que se ríe conmigo.–Parece, amá, pero no, está bien muerto, no se ríe contigo, no respira, déjalo, ya lo van a enterrar, deja que lo entierren.- De golpe, dejó de llorar. Aquel lamento que había durado tres días y tres noches cesó, dió paso al silencio y en silencio regresó a casa, seguida por la sombra de su hija, arrastrando los pies sobre el abismo de los charcos, la frente en alto, pero la mirada baja. No se quedó a mirar, como bajaban el ataúd dos metros adentro de la tierra húmeda, como lanzaban la tierra, a paladas apresuradas, porque el intenso aguacero no paraba de llorar. Ella no lloró mas, ni volvió a decir una sola palabra en los diez años que le faltaban por vivir; sólo miraba a lo lejos, parecía que respiraba y, a veces, parecía que sonreía.